Data de revisió: gener 2019
El tratamiento de la hipertensión tiene como objetivo mantener los valores de la presión arterial dentro de unos límites que no supongan un riesgo para la salud ya que un control incorrecto puede dar lugar a situaciones patológicas, tanto a nivel cardiovascular como de otros órganos.
El tratamiento a seguir para un paciente hipertenso consiste en:
Tratamiento no farmacológico
- Seguir una dieta variada, saludable y equilibrada y, principalmente baja en sodio.
- Practicar ejercicio físico de forma regular y moderada.
Tratamiento farmacológico
- El médico de cabecera o el especialista instaurará el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta la situación individual y las características de cada paciente. Por supuesto, acompañado de las modificaciones necesarias en el estilo de vida del paciente.
Tratamiento NO FARMACOLÓGICO
Adoptar una forma de vida más saludable forma parte imprescindible del tratamiento. Cambios en la alimentación y evitar el sedentarismo pueden ayudar a la regulación de una hipertensión moderada-leve conjuntamente con el tratamiento con fármacos.
- Dieta. Hay que realizar ingestas reducidas de sal, alcohol y alimentos ricos en grasas y, en cambio, incrementar la ingesta de frutas y verduras frescas.
- Actividad física. Es muy recomendable aumentarla y realizar ejercicio de forma regular.
- Estrés. Es importante reducir los niveles de estrés.
- Peso. Hay que mantenerlo dentro de los límites correctos en función de la edad y la talla.
- Tabaco. Es también especialmente importante dejar de fumar. El tabaco es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y aumenta de forma significativa la tensión arterial.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
- Los fármacos diuréticos son normalmente los que primero se prescriben en pacientes de edad avanzada. Favorecen la eliminación de agua y de sal, cosa que reduce el volumen sanguíneo y, por lo tanto, la presión arterial.
- Si la respuesta obtenida no es suficiente, suele aumentarse la dosis o asociar a otro medicamento antihipertensivo, también en dosis bajas y que actúe a través de otro mecanismo (como puede ser, disminuyendo la frecuencia y la fuerza de la contracción cardiaca, como hacen los denominados betabloqueadores).
- Otro grupo de medicamentos que se prescriben en caso de hipertensión son los que actúan como vasodilatadores, que relajan la pared arterial. Esta dilatación de los vasos comporta una disminución de la presión. Son los antagonistas de los canales de calcio y los medicamentos alfa bloqueadores.
- También se pueden prescribir medicamentos que impiden la formación de hormonas que aumentan la presión arterial. Se trata de los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (los IECA) y de receptores de la angiotensina (los ARA II)
- Hay también un grupo de antihipertensivos que actúan sobre el centro cerebral regulador de la presión arterial, denominados de acción central, pero actualmente son menos utilizados.
- Si se trata de una hipertensión secundaria, es decir, consecuencia de otra enfermedad, debe tratarse la enfermedad causante.
CONSEJOS
- No olvidarse de tomar la medicación prescrita.
- Disminuir el consumo de sal y alcohol e incrementar la ingesta de frutas y verduras.
- Realizar ejercicio moderado de forma regular y mantener el peso bajo control.
Más información en el artículo Sal e hipertensión