Última actualización: octubre 2021
El agua es un componente importante del cuerpo humano. Beber agua posibilita una buena hidratación corporal y asegura el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Esto es especialmente importante en algunas situaciones y edades.
La deshidratación es la pérdida de agua y cuando nuestro cuerpo no tiene todo el agua o los líquidos que necesita, no puede realizar sus funciones de forma adecuada.
En condiciones normales, nuestro organismo pierde agua constantemente a través del sudor, las lágrimas, la orina y las heces. En una persona sana, esa agua se repone al beber líquidos y comer alimentos que la contengan. No obstante, cuando hay una pérdida mayor o si no reponemos la que perdemos al largo del día podemos sufrir deshidratación.
¿En qué CASOS aparece el RIESGO de DESHIDRATACIÓN?
La deshidratación aparece cuando perdemos más agua de la que ingerimos. Esta pérdida de agua se incrementa en ciertas situaciones.
- Cuando se presenta fiebre elevada, diarrea o vómitos Si a la pérdida excesiva de líquidos añadimos el consumo insuficiente de agua, la deshidratación puede aparecer fácilmente.
- Las niñas y los niños, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y las personas mayores de 60 años son especialmente susceptibles a la deshidratación.
- Por pérdida hídrica en días calurosos, así como por la realización de ejercicio intenso.
- En ocasiones, puede ser causada por medicamentos, como los diuréticos, que comportan una mayor eliminación de líquidos y electrolitos del cuerpo.
SÍNTOMAS
Los síntomas de una deshidratación son:
- Sed
- Boca seca
- Micciones menos frecuentes
- Piel seca
- Aturdimiento
- Mareo
- Confusión y fatiga, entre otros.
La PREVENCIÓN
No siempre existe un indicador precoz confiable de la necesidad de agua del organismo. Hay personas, en especial las personas mayores, que no tienen sed hasta que están deshidratados. Por eso es importante avanzarse siempre a la sed y proporcionar agua a nuestro organismo antes de que nos la pida. Sobretodo cuando se está trabajando, jugando o haciendo ejercicio bajo el sol en días calurosos.
El TRATAMIENTO
La deshidratación se clasifica en leve, moderada o grave basándose en el porcentaje de pérdida de peso corporal; ésta última necesita atención urgente en un centro sanitario porque puede llegar a ser mortal.
- En la deshidratación leve, la aportación oral de líquidos puede ser tratamiento suficiente. Es mejor suministrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquido, especialmente en niñas y niños utilizando una cuchara o una jeringa, en vez de forzarlos a beber una cantidad grande de líquido de una sola vez, ya que esto puede producir más vómitos.
- Conseguida la tolerancia, se puede incrementar el volumen que se administra de forma gradual.
En ocasiones la ingesta de agua puede resultar insuficiente ya que, además de agua perdemos electrolitos. Por eso existen soluciones de rehidratación oral que permiten reponer el agua y las sales, y permiten al organismo recuperarse.
CONSEJOS
- Es importante vigilar cuidadosamente a los enfermos, especialmente bebés, niños o personas de edad avanzada.
- En caso de sospecharse un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica antes de que la persona desarrolle una deshidratación moderada o severa.
- Incluso cuando la persona está bien de salud, debe consumir líquido suficiente todos los días, especialmente cuando el clima es cálido o se hace ejercicio.