El agua es esencial para la vida. Podríamos sobrevivir durante semanas sin comer, pero no sin beber agua. Además, el ser humano ha usado el agua para cuidar de su salud, y las curas con agua han adoptado innumerables formas. Así, desde el principio las aguas termales procedentes de fuentes termales y el agua salada del mar han sido las más utilizadas.
En el siglo XIX, muchas poblaciones europeas se hicieron famosas por sus aguas o por los métodos concretos que aplicaban. Recientemente ha vuelto a crecer el interés por el agua y sus propiedades, siendo la cura balnearia una opción terapéutica valiosa, de forma única en algunos casos o como agente coadyuvante en otros.
Una característica del agua que la hace especial es su densidad, que permite la flotación, protegiendo asimismo al cuerpo de las lesiones que en tierra es más fácil que se produzcan. En el agua, el cuerpo debe soportar menos peso, y los mismos movimientos requieren un menor esfuerzo. Por eso, nadar es una de las formas de ejercicio aeróbico más beneficiosas, además de más seguras, siendo particularmente aconsejable para los que presentan problemas en las articulaciones. Asimismo, el simple hecho de sumergirse ya tiene una acción calmante.
EFECTOS del agua termal
Por otra parte, la temperatura, la presión y la duración de la técnica producen sus propios efectos; estos aspectos varían en función del estado general del paciente.
- El efecto que produce el calor es una vasodilatación de los capilares periféricos, que supone un aumento de la circulación sanguínea en la zona.
- La aplicación de agua fría, que normalmente se alterna entre dos aplicaciones de agua más caliente o se lleva a cabo al final, tiene como efecto inmediato que los vasos sanguíneos se constriñan, aumentando así la afluencia de sangre a los órganos internos.
En el balneario se ofrecen muchos tipos de tratamientos (baños hipertermales, duchas, chorros…), y la elección depende de si se necesita aliviar un problema específico o mejorar la salud en general; también va en función de la edad o de la condición física del paciente.
- La sauna, al igual que los baños de vapor, son formas extendidas y populares de tratamiento con calor. Este calor es en un caso en forma seca, y en el otro, en forma húmeda. Se pueden añadir aceites o plantas medicinales, a fin de obtener efectos concretos.
Con las saunas y baños de vapor hay que mantener ciertas precauciones. No se debe comer nada desde una hora antes hasta una hora después de la sesión, pero sí beber agua o zumos de frutas. Es importante no prolongar demasiado la sesión; 20 minutos es suficiente, a menos que se tenga mucha práctica.
Los casos generales en los que no están aconsejadas las terapias propias del balneario son cuando existen enfermedades febriles o afecciones agudas, hipertensión, insuficiencia cardiaca descompensada, procesos tumorales malignos… Es importante avisar de los tratamientos farmacológicos que se están tomando, porque pudiera también ocurrir que se descompensasen.
CONSEJOS
- Básicamente, la hidroterapia actúa estimulando los procesos propios del cuerpo.
- El amplio espectro de temperatura de las aguas favorece la utilización por grupos de pacientes que puedan tener alguna limitación.
- Después de la aplicación de técnicas de hidroterapia, el paciente debe reposar y reponer líquidos.