Última actualización: Agosto 2021
La rosácea es un trastorno común de la piel caracterizado por la aparición, normalmente en la cara, de zonas enrojecidas con vasos sanguíneos dilatados sobre los que se forman pústulas y pápulas.
Los pacientes con rosácea acostumbran asimismo a referir mayor sensibilidad de la piel facial y dermatitis.
Habitualmente es una ENFERMEDAD CRÓNICA
La rosácea puede afectar a cualquier persona. Con frecuencia, la edad más elevada de aparición de los síntomas y diagnóstico se encuentra entre los 30 y 50 años.
El curso de la enfermedad es normalmente crónico, con remisiones y reapariciones.
Algunos pacientes suelen identificar factores de exacerbación tales como,
- el estrés,
- la exposición solar
- o incluso la ingestión de algunos alimentos
- o medicamentos.
CAUSAS y SÍNTOMAS
Las causas que la originan no se conocen exactamente y la evolución puede ser diferente en cada persona. Se cree que podría deberse a una combinación de factores hereditarios y ambientales. Entre los factores capaces de desencadenar un bote encontramos:
- Bebidas calientes y comidas picantes
- Vino negro y otras bebidas alcohólicas
- Temperaturas extremas
- La luz del sol o el viento
- Emociones
- Ejercicio físico
- Productos cosméticos
- Algunos fármacos que dilatan los vasos sanguíneos.
Normalmente se mantiene durante algunos años, durante los cuáles se acostumbran a alternar periodos de remisión y periodos de empeoramiento.
Pueden aparecer también síntomas oculares moderados que responden fácilmente a la administración de lágrimas artificiales, que mejoran la sequedad , y a los antibióticos.
DIAGNÓSTICO y TRATAMIENTO
En el diagnóstico de rosácea no se utiliza ninguna prueba específica, y el médico se basa en los síntomas y la información proveniente de la historia clínica. En este sentido y en función de la clase de rosácea que padece el paciente se establecerá el tratamiento.
El tratamiento se dirige en primer lugar a evitar las causas que puedan agravar los síntomas.
- Se recomendará al paciente que evite ambientes calurosos y húmedos, lo mismo que los fríos y ventosos. Tampoco está recomendada la exposición al sol.
- Por lo que respecta a tener cura de la piel, deberá limpiarse de forma suave sin frotar, y evitando los productos astringentes o exfoliantes, así como los que contengan alcohol.
- Se recomienda aplicar protector solar si es necesario, y se puede aplicar algún cosmético que permita cubrir las rojeces.
El tratamiento propiamente dicho suele consistir en la administración de antibióticos tópicos u orales, que generalmente conllevan una respuesta satisfactoria.
La duración del tratamiento requerido dependerá de cada paciente y lo establecerá el dermatólogo para controlar los síntomas y evitar recaídas.
Hay que RECORDAR…
- La clasificación de la rosácea en función de las características que el paciente presenta será la base para establecer el tratamiento.
- Entre los cuidados a tener en cuenta está el cosmético, que mejorará la apariencia de la piel afectada.
- Si hay también síntomas oculares, deberá acudirse a un oftalmólogo para que valore la situación.
- La evolución de la rosácea es diferente en cada enfermo.