La obesidad es una enfermedad crónica causada por factores muy diversos, tanto genéticos como ambientales, y que provoca un exceso de acumulación de grasa en el cuerpo. No se trata de un simple un problema estético, sino que constituye una verdadera amenaza para nuestra salud, ya que incrementa las posibilidades de padecer otras enfermedades como diabetes, colesterol, hipertensión, enfermedades articulares, de la vesícula biliar, coronarias y respiratorias, entre otras.
CAUSAS DE LA OBESIDAD
Este problema de salud, calificado por la OMS como la epidemia del siglo XXI, tiene su origen en causas que van desde la herencia genética, los trastornos endocrinos, la influencia del medio ambiente, problemas del sistema nervioso, el tipo de alimentación o la actividad física. Estos dos últimos factores, alimentación y actividad física, están relacionados con la mayoría de los casos de sobrepeso y obesidad.
Los expertos advierten que la obesidad está aumentando de manera alarmante en los países occidentales como consecuencia del sedentarismo de la vida moderna y los malos hábitos alimentarios. Se cree que en los próximos veinte años el número de obesos se duplicará. En la actualidad, esta enfermedad afecta a más de dos millones de españoles y es algo más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Un 43% de la población española entre 20 y 65 años sufre sobrepeso u obesidad. El sobrepeso, a diferencia de la obesidad, no es una enfermedad, aunque debemos tener en cuenta que si no se controla adecuadamente puede acabar derivando en obesidad.
¿CUÁL es el PESO adecuado?
peso en kilos
IMC = ——————–
altura en m2
El peso adecuado se puede saber calculando el Índice de Masa Corporal (IMC): el peso en kilos partido por la altura en metros al cuadrado.
Por ejemplo, una persona que pese 70 kilos y mida 1,65 metros tendrá un IMC de 70 / 1,65 x 1,65 = 25,72.
- Si el resultado está entre 18,5 y 24,9, el peso se considera normal.
- Entre 25 y 29,9 se considera sobrepeso y,
- a partir de 30, obesidad. Además, a partir de 30, se incrementan las posibilidades de padecer determinadas enfermedades.
Pero no sólo el grado de obesidad es un factor de riesgo para sufrir patologías diversas, sino que también influye la distribución de la grasa en el cuerpo. Así, cuando se acumula más a nivel abdominal existe un mayor riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares, y cuando la grasa se acumula a nivel de glúteos y muslos, los problemas asociados no son de tipo metabólico sino más bien estético y localizados a nivel de los miembros inferiores (circulación, artrosis de rodillas, etc.).
- PESO NORMAL
IMC= 18,5-24,9 - SOBREPESO
IMC= 25-29,9 - OBESIDAD
IMC= >30
La PREVENCIÓN
Aunque los factores genéticos no se pueden modificar, sí que podemos incidir en el caso de los factores ambientales.
- Siempre podemos intentar llevar una dieta equilibrada
- y mantener una actividad física adecuada a las características de cada persona.
Es muy importante tener en cuenta que una vez establecida la obesidad es muy difícil revertirla y se requiere un gran esfuerzo y constancia. Por ello, se dice que la mejor manera de tratar la obesidad es prevenirla.
- La prevención debe empezar desde la infancia, educando a los niños para que aprendan unos hábitos alimenticios correctos y promoviendo la práctica de ejercicio físico desde pequeños. Este aprendizaje infantil es fundamental, ya que condicionará los hábitos del adulto.
- Otros periodos en los que existe una tendencia a ganar peso son la adolescencia, el embarazo, la mediana edad en las mujeres y después de casarse en los hombres.
Algunas RECOMENDACIONES
- La primera regla en materia de obesidad es no permitirse engordar. Para prevenirla deberemos llevar una dieta equilibrada y realizar ejercicio de forma regular, en función de la edad y de las características físicas individuales (por ejemplo practicar gimnasia, natación o simplemente andar).
- Para adelgazar, es fundamental llevar una dieta equilibrada, comiendo de todo pero con moderación y en función de las necesidades energéticas de cada uno. Las comidas deberán repartirse en 4 ó 5 al día, evitando picar entre horas. Deberemos moderar el consumo de grasas animales saturadas, aumentar el consumo de frutas, verduras y pescado, procurar comer despacio y masticar bien.
- Los beneficios de una pérdida de peso, aunque sea pequeña, en una persona obesa, compensan con creces el esfuerzo, ya que se reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades.
- El tratamiento de la obesidad es un tratamiento de por vida. Requiere esfuerzo, constancia y estar dispuesto a modificar los hábitos alimentarios. No debemos confiar en productos «milagro» ni en las dietas «mágicas» que nos aconsejan personas no expertas. El consejo alimentario debe ser siempre individualizado.